La importancia de la Vitamina D para nuestro organismo
A continuación, vamos con un análisis completo sobre la vitamina D y su importancia para nuestro sistema inmune ¡Empezamos!
¿Qué es la Vitamina D?
La vitamina D es un nutriente que nuestro cuerpo necesita para fortalecer los huesos y mantenerlos saludables. Esto es debido a que el cuerpo solo puede absorber calcio cuando la vitamina D está presente.
Además, debido a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y neuroprotectoras, tiene un papel fundamental para la salud de nuestro sistema inmune, la función muscular y la actividad de las células cerebrales.
Cuando se habla de Vitamina D se nos viene a la cabeza el sol, esto es debido a que nuestro cuerpo fabrica este nutriente cuando nuestra piel se expone a la luz solar.
También podemos extraerla de algunos alimentos, aunque son pocos los alimentos que contienen este tipo de vitamina y las cantidades que podemos extraer de ellos son muy pocas.
Hoy en día, es muy habitual consumir Vitamina D a través de complementos alimenticios para mantener unos niveles adecuados para mantener la salud de nuestro sistema inmunitario.
¿Para qué sirve la Vitamina D?
Como hemos dicho anteriormente, la vitamina D es fundamental para absorber el calcio y mantener unos huesos fuertes y saludables. Una cantidad insuficiente de este nutriente está asociada con la osteoporosis.
Por otro lado, mejora el bienestar cognitivo y proporciona numerosos efectos beneficiosos sobre la presión arterial.
Por este motivo, es importante para combatir enfermedades como la diabetes, la hipertensión e incluso la obesidad.
Además, ayuda a regular el funcionamiento del sistema inmune para evitar infecciones y enfermedades.
Déficit de Vitamina D, causas y síntomas
Al extraerla del sol, es muy común desentenderse e infravalorar esta vitamina creyendo que, simplemente por vivir en España, país con muchas horas de sol al día, ya tenemos los niveles de vitamina D cubiertos. Nada más lejos de la realidad.
Se estima que en nuestro país un 60% de adultos y cerca del 80% de los ancianos tiene déficit de esta vitamina. Y es que, a pesar de las horas de luz del día, el tiempo de exposición solar al que nos exponemos es muy escaso.
Esto es debido a que muchas de las horas de sol del día las pasamos en casa o en el trabajo.
Por lo tanto, la cantidad de este nutriente generada por la piel dependerá de factores como la hora del día a la que te expones, la estación del año o la pigmentación de la piel.
Es muy común que los niveles de vitamina D disminuyan o sean casi nulos en los meses de invierno, cuando más fuerte debería ser tu sistema inmune. Por ese motivo los catarros e infecciones aumentan más en esta época del año.
En los meses de verano, a pesar de aumentar el número de horas bajo el sol, la necesidad de utilizar protectores solares para prevenir el cáncer de piel provoca una disminución en la producción de Vitamina D.
Además, a medida que vamos cumpliendo años aumenta el riesgo de tener déficit de este tipo de vitamina, ya que cuando tomamos el sol la piel no produce vitamina D de forma tan eficiente como cuando eres joven.
Tener unos niveles bajos de Vitamina D es perjudicial para el sistema inmunitario y el ciclo de vida celular, además de para la resistencia y calidad de los huesos.
También puede provocar síntomas como fatiga, cansancio, aumento de caries o de inflamación y sangrado de las encías, debilidad o flojera o trastornos de sueño.
Cómo tener suficiente Vitamina D
Como ya hemos visto, nuestro cuerpo fabrica vitamina D cuando exponemos nuestra piel a la luz solar, pero es difícil obtener los niveles suficientes de este nutriente debido a nuestro estilo de vida y a la necesidad de proteger nuestra piel en verano.
La vitamina D está presenta en algunos alimentos como los huevos, el hígado o los pescados grasos como el salmón o la caballa.
Sin embargo, los niveles de vitamina D que podemos extraer únicamente consumiendo este tipo de alimentos son muy bajos.
Cada día es más frecuente el uso de complementos alimenticios para obtener una dosis de vitamina D adecuada.
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Por supuesto, es necesario seguir las recomendaciones recogidas en la ficha del producto respecto a la cantidad diaria que hay que consumir.